La finalidad de las propuestas del Crédito Social en relación con la finanza consiste en hacer que las cifras se adecuen a los hechos. [1] En otras palabras, la subordinación de la finanza a la realidad.
Vivimos ahora en una era de migraciones masivas y de rumores de migraciones masivas. Con el término de “migración masiva” nos estamos refiriendo, por supuesto, al movimiento, no solamente de grandes números de gentes, sino de grupos enteros de gente –que constituyen varias formas o gestalts raciales-culturales– en masa, de una nación o región a otra. Cuando se trata de explicar por qué está ocurriendo esta migración masiva; por qué es, en general, un fenómeno negativo; y lo que se puede hacer para reducir los flujos migratorios hasta proporciones y formas más sanas, la teoría del Crédito Social aparece como algo que tiene mucho que contribuir al debate público.
Este artículo fue originalmente colgado en la red por The Distributist Review el 11 de Abril de 2016: Social Credit: An Introduction for Distributists.
Como todo distributista sabe, existen tres sistemas económicos básicos. El primero defiende la propiedad privada de los medios de producción, pero los concentra en manos de unos pocos, dejando así a la mayor parte de la población con ninguna otra opción más que vender la única cosa que tienen, su trabajo, a cambio de los medios de subsistencia.
“Aún después de todo este tiempo,
el sol nunca dice a la tierra,
‘Estás en deuda conmigo’.
Mira lo que pasa con un amor como ése…
Ilumina a todo el cielo.”
“[Es] correcto decir que, en última instancia, el núcleo del problema puede expresarse en cuatro palabras: “el monopolio del crédito”; y que la solución a ese problema está contenida también en cuatro palabras: “la distribución del crédito”.
C. H. Douglas, Major C. H. Douglas Speaks (Sidney: Douglas Social Credit Association, 1933), 10.
El siguiente artículo (incluyendo el prefacio) fue escrito por el ya fallecido Victor J. Bridger, que fue un Creditista Social de larga data originario de Australia. El Sr. Bridger, que intentó popularizar de varias formas el Crédito Social: http://www.ecn.net.au/~socred/, se implicó con el movimiento del Crédito Social durante más de 50 años.
Las primeras líneas con las que comienza el libro de Douglas The Monopoly of Credit, publicado por primera vez en 1931, dicen:
“No puede haber escapado a la observación de cualquiera que esté interesado en el bienestar y el progreso ordenado de la sociedad el hecho de que –más especialmente en los años que han transcurrido entre el final de la Guerra Europea y la actualidad– el centro de gravedad de los asuntos mundiales se ha desplazado desde los Parlamentos y las Embajadas hacia los Salones de los Bancos y a las Salas de Juntas.
Tal y como intenté mostrar en mi reciente entrada en el blog sobre “Crédito Social y Usura”, la afirmación de que la usura, definida como el acto de cargar interés sobre préstamos, constituye EL problema, y de que el Crédito Social no consiste en nada más que en “dinero libre-de-usura”, todo ello constituye una seria, aunque demasiado generalizada, tergiversación acerca del diagnóstico y las propuestas correctivas del Crédito Social.
Justo el año pasado, el Banco de Inglaterra admitió abiertamente que los bancos privados son responsables de crear la mayor parte de la oferta monetaria de la nada. Esto es significante porque, aunque la verdad sobre la creación del dinero por los bancos ha estado flotando alrededor en el foro público durante al menos los últimos cien años (gracias en gran medida a los esfuerzos de C. H. Douglas y otros), algunos banqueros y economistas han negado esta realidad.
Al hojear la literatura del Crédito Social, una frase que uno se encuentra muy frecuentemente es la de “Monopolio del Crédito”. De hecho, El Monopolio del Crédito fue el título de la última principal obra técnica de C. H. Douglas dedicada a la exposición de la economía del Crédito Social.
Un componente clave de la filosofía, o la “concepción de la realidad”, que subyace al Crédito Social es la idea de que el universo está gobernado por leyes que son automáticas e inexorables. Estas leyes existen independientemente del conocimiento humano y de las preferencias humanas.
Uno de los más comunes malentendidos en lo que al Crédito Social se refiere consiste en la noción de que el diagnóstico del Crédito Social puede ser resumido adecuadamente de la siguiente manera:
Como hoy es el Día del Recuerdo, pensé que sería apropiado traer a consideración precisamente una de las implicaciones de la teoría del Crédito Social con respecto a la guerra
La siguiente recensión de mi pequeño libro La Economía del Crédito Social y la Doctrina Social Católica fue recientemente publicada por James Reed en Australia: CATHOLIC TEACHING AND THE ECONOMICS OF SOCIAL CREDIT
El Crédito Social es la creación del Mayor C. H. Douglas. Durante la Primera Guerra Mundial, se le solicitó para que arreglara algunos problemas en una fábrica de aeronaves en Farnborough, y se topó con una discrepancia en sus libros contables.
A lo largo del curso de los últimos años, el pueblo griego ha tenido experiencia de primera mano del hecho de que los sistemas financiero y económico modernos no funcionan. Puede que no sepan, sin embargo, por qué no funcionan y qué puede hacerse para poder arreglarlos.
El Crédito Social se refiere a las ideas filosóficas, económicas, políticas e históricas del brillante ingeniero anglo-escocés Mayor Clifford Hugh Douglas (1879 – 1952).
A medida que crece el interés en la economía de Crédito Social, resulta importante proveer a la gente con resúmenes exactos y exhaustivos del análisis y de los remedios propuestos de Douglas. En lo que sigue, resumiré en siete puntos los rasgos más destacados de la aproximación del Crédito Social a las cuestiones económicas.
El fundador del movimiento del Crédito Social, el Mayor Clifford Hugh Douglas (1879-1952), identificó correctamente la causa de nuestras perennes dificultades económicas, y también desarrolló una serie de propuestas para tratar, de manera efectiva, con el problema subyacente.
La economía industrial moderna (así como la civilización en general) se encuentra en extrema necesidad de una transformación de tipo copernicano: el crédito financeiro de la sociedad ha de subordinarse a su crédito real.
Aunque estoy profundamente en desacuerdo con la cosmovisión y espiritualidad tipo “New Age” de Walter Russell, pienso que él estuvo en lo cierto cuando afirmó que la misma esencia del universo creado consiste en un “rítmico intercambio equilibrado”.
Parece que más y más gente en varios países está empezando muy seriamente a tomar propuestas para la introducción de un ingreso básico
El siguiente comentario fue presentado por Wally Klinck en referencia a una reciente entrada en un blog: The Shrinking Need for a Workforce: This Time its Different.
Un amigo recientemente trajo mi atención sobre un artículo muy interesante subido por “Tyler Durden” en Zerohedge.com:
Una de las principales equivocaciones en la que insisten a menudo los recién llegados a esta materia es que el “Crédito Social” debe ser alguna forma de socialismo ya que, después de todo, la frase comprende la palabra “social”. Así que para que no haya confusiones, permítaseme dejar claro que, a pesar de las apariencias de la palabra “social” en el “Crédito Social”, el Crédito Social no solamente no es socialista, sino que es decididamente antisocialista.
Hace algún tiempo, tuve la siguiente conversación con un agente de préstamos de un gran banco canadiense:
Unos pocos días atrás, un amigo mío atrajo mi atención a un artículo que había sido recientemente publicado en Crisis Magazine. El artículo se titulaba “Por qué el Ocio es el Remedio para la Pereza”/"Why Leisure is the Remedy for Sloth"
En su libro Credit-Power and Democracy, C. H. Douglas introdujo su teorema A + B de la siguiente forma:
Uno de los aspectos clave, si no el aspecto clave, del análisis del Crédito Social de la disfunción financiera y, por ende, económica, tiene que ver con la deficiencia crónica y subyacente en el poder adquisitivo del consumidor en relación con los precios de los bienes y servicios de consumo.
Como ésta es la primera entrada en el cuaderno de bitácora de “El Instituto Clifford Hugh Douglas para el Estudio y Promoción del Crédito Social”, parece conveniente tratar abiertamente de la cuestión central que siempre preocupa las mentes de la mayoría de los recién llegados a este asunto: ¿qué es exactamente el Crédito Social?